Autor: Miguel Paez (Miguel Paez)

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La isla descansa

La isla descansa

Al llegar la noche la isla de La Graciosa cesa su actividad, dejando atrás el ajetreo que se inicia desde prácticamente las ocho de la mañana. Desde hace ya varias décadas el verano suele ser así, turismo que viene a quedarse en apartamentos, pero también muchas personas que vienen a pasar el día. Toda esta cantidad de...

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La isla tranquila

La isla tranquila

Después de meses con una importante productividad, en el mes de enero La Graciosa va bajando revoluciones y se va sumiendo, poco a poco, en su particular invierno. Atrás quedan las imágenes de esa notable llegada de turistas, de terrazas llenas, del tránsito de bicicletas, dando paso a calles casi vacías y al silencio. La...

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Protagonistas de su futuro

Protagonistas de su futuro

Hace poco más de ocho años, varias personas se movilizaron para recoger firmas en apoyo a la iniciativa ciudadana La Graciosa la 8ª Isla Canaria. Ese movimiento pretendía, principalmente, que el nuevo Estatuto de Autonomía reflejara de alguna manera que, aun no teniendo Cabildo La Graciosa es una isla habitada. Además, proponía la creación de...

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Turismo graciosero

Turismo graciosero

Desde hace años, en agosto siempre hay alguna voz que alerta que está llegando demasiada gente a La Graciosa. Sin lugar a dudas, este es el mes en que la isla se encuentra al límite de sus capacidades, pero también es verdad que su fuente principal de ingresos es el turismo. La llegada de visitantes...

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El coche

El coche

Hace décadas La Graciosa se distinguía del resto de territorios en que prácticamente no había coches, y es que tampoco hacían falta porque lo que se necesitaba cargar se llevaba en una carretilla o se le pedía el vehículo a alguien. Fue a partir de los años ochenta cuando comenzaron a aumentar considerablemente, primero utilizándose...

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Mujeres valientes

Mujeres valientes

Durante años conectaron Lanzarote con La Graciosa y de su esfuerzo se sirvió la octava isla para abastecerse y cubrir las necesidades básicas de muchas familias residentes. Eran ellas, las mujeres gracioseras que cruzaban El Risco, quienes en esos tiempos duros donde la triple insularidad se padecía terriblemente, las que acercaban y unían ambas islas en su ir y venir cargadas con víveres y medicinas