Misión Gran Canaria 2030
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Tras el shock que supuso la pandemia de COVID-19, ahora todo el foco de nuestra atención se dirige hacia la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias económicas que está produciendo, y, por lo tanto, podríamos caer en el tremendo error de relegar la emergencia climática a un lugar secundario. Es verdad que todos los días escuchamos noticias preocupantes en los medios de comunicación: desde la reciente desaparición del lago Sawa en Iraq a la ola de calor en la península o la “desertización” de las aguas que circundan nuestro archipiélago. Sin embargo, es posible que la presión de las crisis a corto plazo diluya las políticas climáticas.

Esto sería un grave error puesto que formamos parte de un todo interconectado. Esta interconexión está en el centro de las últimas conclusiones del informe del Panel de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC). Uno de los miembros del panel, afirmaba recientemente que debemos “considerar que el cambio climático es realmente una matriz de riesgos y que todas las cuestiones que serán clave en el siglo XXI -como el desarrollo, la seguridad, la migración y la salud- serán transformadas por el cambio climático”.

Sin duda, el cambio climático es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y exige un enfoque integral y transversal sin precedentes. Las islas como la nuestra son especialmente vulnerables a los impactos climáticos. Son sensibles a la subida del nivel del mar, tienen una alta densidad de población y economías concentradas en la costa, dependen del turismo y necesitan importar grandes cantidades combustibles fósiles.

Estas vulnerabilidades también pueden ser una oportunidad de desarrollar soluciones para mitigar los riesgos climáticos y fomentar la adaptación. Podemos convertirnos en laboratorios reales porque tenemos una escala limitada y estamos aislados, es decir, somos un microcosmos en el que probar innovaciones antes de llevarlas a un ámbito más global.

Por eso es tan importante la participación de Gran Canaria en la Misión de Adaptación al Cambio Climático, cuyo objetivo primordial es acelerar la transformación de los 118 territorios escogidos hacia la resiliencia climática en 2030.

Esto es muy relevante, toda vez que el último informe del IPCC ha establecido de manera inequívoca algo que ya muchos hemos estado temiendo en los últimos años: el incumplimiento en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero significa que el calentamiento global probablemente superará los 1,5 grados centígrados en el año 2100. Desde luego, no es una buena noticia, pero no debemos bajar los brazos y rendirnos, porque todavía es posible lograrlo. Así que debemos mantener el optimismo, aunque también debemos ser conscientes de que la probabilidad de cumplir con los Acuerdos de París se va reduciendo cada día que pasa.

El informe del IPCC utiliza por primera vez un lenguaje muy claro: “La evidencia científica acumulada es inequívoca: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta”. Los datos son tozudos: la temperatura media global ya ha aumentado 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales, dando lugar a fenómenos meteorológicos extremos, aumento del nivel del mar, sequías y desertificación. Todo esto va a tener consecuencias para nosotros, porque los seres humanos no somos extraterrestres que llegamos en OVNIS a la Tierra. Al contrario, formamos parte de ella, y, por lo tanto, los impactos negativos sobre la salud, sobre recursos como el agua o los alimentos o sobre la biodiversidad, aumentarán a medida que aumente la temperatura.

En Canarias nos hemos marcado la meta de llegar a la neutralidad climática en 2040. Todo un desafío en el que la reducción de emisiones y la eficiencia van a jugar un papel clave. Y, probablemente, como va a ser difícil reducir las emisiones, tendremos que desarrollar métodos que nos permitan eliminar el carbono. Ya se están probando algunas soluciones incluso aquí en Gran Canaria, aunque de momento hablamos de innovaciones en sus primeras fases de desarrollo.

Ahora bien, aun reduciendo drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, es evidente que ya estamos sufriendo los impactos del cambio climático. Cada año que pasa sus efectos aumentan, y, puesto que el carbono permanece en la atmósfera durante décadas, los impactos climáticos se mantendrán aquí a largo plazo. Por lo tanto, también necesitamos la adaptación al cambio climático para protegernos de las amenazas actuales y futuras. De ahí la relevancia que adquiere la elección de Gran Canaria para participar la Misión de Adaptación al Cambio Climático de la Comisión Europea. Tenemos la vocación de ser líderes en el desarrollo de soluciones capaces de reducir el impacto del calentamiento global.

¿Qué tipo de actuaciones favorecen la adaptación al cambio climático? En Gran Canaria ya estamos desarrollando nuestra hoja de ruta con proyectos de adaptación como Alertagran, Aquagran o el Salto de Chira. La detección temprana de incendios, la gestión eficiente de nuestros recursos hídricos o el disponer de excedentes de agua en nuestras presas son buenos ejemplos de actuaciones innovadoras que contribuyen a mejorar nuestra resiliencia climática.

No obstante, todavía queda mucho por hacer. Desde desarrollar soluciones para evitar la intrusión de agua marina en nuestras costas, la protección de nuestras infraestructuras costeras, o renaturalizar los espacios urbanos para soportar mejor las olas de calor o los fenómenos climáticos extremos.

Si me permiten abundar en este último ejemplo, los bosques y corredores verdes urbanos pueden ser entre 2 y 7 º C más frescos que los barrios sin árboles. Así, la ciudad de París incluyó en su estrategia de resiliencia la transformación de los patios de hormigón en algunos de sus colegios a través de espacios verdes como mecanismo de enfriamiento, que, además, mejoran la gestión de las aguas torrenciales, secuestran carbono y aumentan la biodiversidad. La planificación urbana inteligente es sin duda uno de los desafíos actuales para mejorar nuestra adaptación al cambio climático.

Europa está plagada de buenas prácticas a nivel local como la de París de las que queremos aprender. Estamos seguros de que a través de esta Misión vamos a compartir iniciativas y experiencias, al tiempo que tendremos la oportunidad de acceder a financiación para llevarlas a cabo.

Desde nuestro punto de vista, las instituciones no pueden quedarse adormiladas frente a un gran reto como es el que aborda esta Misión. Tal y como mantiene la economista Mariana Mazzucato, el Estado tiene que estar a la altura de las circunstancias que nos está tocando vivir, tiene que ser más proactivo. La lucha contra el calentamiento global requiere de un esfuerzo público-privado capaz de generar sinergias, soluciones innovadoras, emprendimiento y empleo verde sin dejar a nadie atrás. De todo esto va la Misión de Adaptación al Cambio Climático. Y desde el Cabildo de Gran Canaria queremos continuar profundizando en nuestro modelo de “ecoísla”, que implica también convertirnos en un banco de pruebas avanzado de la resiliencia climática. Podemos movilizar el enorme poder innovador de la ciencia, la tecnología y la sociedad, cambiar nuestra mentalidad y nuestros hábitos e impulsar las transformaciones que necesitamos para un mundo más resiliente, más justo y más verde.

* El autor es Raúl García Brink, Coordinador Técnico de Desarrollo Económico, Soberanía Energética, Clima y Conocimiento del Cabildo de Gran Canaria.