Virgencita que me quede como estaba
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En estas últimas semanas hemos leído diferentes análisis sobre adelantos electorales en Andalucía, Castilla-León y Valencia, con una hipótesis plausible: que Pedro Sánchez también adelante las elecciones generales haciéndolas coincidir con estos comicios autonómicos, en una táctica de contaminación multinivel donde ganarían tanto él como sus barones territoriales. Trayendo el análisis a Canarias, ¿tiene el presidente Ángel Víctor Torres incentivos suficientes para adelantar las elecciones autonómicas? Huelga decir que las siguientes líneas tienen como objetivo aportar más ideas teóricas al entendimiento sobre cómo piensan y actúan los partidos políticos. De ninguna manera pretenden ser una predicción. Veamos.

Aunque la pregunta que a todo el mundo le gustaría contestar es si el presidente de Canarias adelantará o no las elecciones, para un científico político lo verdaderamente importante es saber en qué circunstancias y contextos los partidos políticos y, por extensión, los líderes deciden cambiar/innovar o se quedan estáticos. Para contestar a tal pregunta utilizaré dos líneas de análisis: el enfoque path dependency y los principios de impugnabilidad y apropiación.

El enfoque path dependency se basa en la influencia que ejerce los acontecimientos y decisiones pasadas en las futuras. La adopción de determinadas decisiones conlleva a una institucionalización estable y auto-reforzante que influye sobremanera en los acontecimientos posteriores. Es decir, el establecimiento de un modelo institucional y reglas de juego tenderán a congelarse en el tiempo y reproducirse dado que sus costes y beneficios son conocidos. Desde esta lógica, Ángel Víctor Torres, en un hipotético adelanto electoral, no estaría simplemente adelantando unos comicios, sino generando una transformación en la secuencia institucional canaria en su vertiente electoral. Dado que no podemos saber cómo se comportarán los electores en unas elecciones exclusivamente autonómicas, la lógica de los partidos políticos tenderá a la reducción de incertidumbres y asegurar los intereses creados con el sistema establecido. En definitiva, no hacer cambios y que el ciclo electoral siga como hasta ahora.

Por su parte, los principios de impugnibilidad y apropiación se establecen en el marco de la innovación política. El primero hace referencia a la capacidad de innovar de los partidos. Así, si los partidos dominantes disfrutan de una cuota de mercado que les posiciona en una correlación ventajosa, no tendrán incentivos para cambiar. La apropiación señala la probabilidad de que el cambio tenga éxito, protegiendo la ventaja competitiva.

Tanto el enfoque path dependency como los principios de impugnabilidad y apropiación son cálculos estratégicos y tácticos, es decir, de comportamientos racionales utilitaristas y de aminoración de costes de incertidumbre. Los partidos políticos, en mayor medida los dominantes, son propensos a conservar su ventaja de titularidad y no hacer cambios.

Pero, ¿cuándo deciden cambiar? 1) Cuando existe un rendimiento mayor al statu quo; y 2) cuando su dominación se ve amenazada.

Los partidos políticos dominantes tenderán a innovar en un contexto normalizado si el escenario futuro conlleva mayores y mejores réditos electorales, de cargos y de políticas públicas que el escenario actual. Por tanto, cabe preguntarse ¿puede asegurarse Ángel Víctor Torres una mejor posición adelantando las elecciones? La respuesta a mi entender es que no. Para ello debería conseguir mayoría absoluta, improbable en un contexto tan fragmentado y volátil, o generar un gobierno de coalición mayoritaria, es decir, con CC. ¿Qué incentivos tiene para dar oxigeno gubernamental a su mayor competidor? ¿no le generaría contradicciones internas importantes en islas como Tenerife y Lanzarote?

En el caso de las amenazas, estas pueden darse de diferentes formas: debilitamiento de la lealtad partidista; excesiva convergencia distintiva; eventos externos; y mejora de los competidores en escenario de statu quo. Analicemos cada una con los datos que nos proporciona el Sociobarómetro de Canarias de marzo de este año.

Referente a la lealtad partidista el PSOE se situaba como el partido político mejor valorado de Canarias con un 41,6%. Entre sus votantes, la valoración aumentaba hasta el 85,2%. En fidelidad de voto, en relación a las elecciones autonómicas de 2019, estaba en un 88%. Unos datos muy buenos que generan estabilidad de marca y una fuerte vinculación votante-partido.

La convergencia distintiva tiene que ver con qué tan parecidos son los partidos políticos. Se presupone que una alta convergencia genera un sistema político donde la mayoría de las formaciones se mueven al centro, buscando atrapar el máximo apoyo electoral desde la transversalidad y el pragmatismo. Esto dificulta la heterogeneidad ideológica y el carácter distintivo de la oferta electoral, e incentiva a los nuevos partidos a entrar con marcos diferentes y con un mayor margen de apropiación de determinados temas.

En el siguiente gráfico de la escala ideológica, donde 0 significa extrema izquierda y 10 extrema derecha, se puede apreciar cómo el 90% del electorado del PSOE se sitúa entre los puntos 3 y 4, sin demasiada concurrencia competitiva. Donde sí se observa concurrencia es en el punto 5, entre NC, ASG, CC y Cs. Por tanto, el PSOE disfruta de una amplia ventaja en un segmento ideológico de centro izquierda.

Si hay algún valor predominante en el presidente de Canarias es su resiliencia a los acontecimientos externos. Desde el comienzo de legislatura ha tenido que gestionar la caída del turoperador Thomas Cook, la intensa calima sahariana, la pandemia de la Covid-19 y su derivada económica, y la erupción del volcán Tajogaite. Al calor de los datos parece que no ha sufrido un coste de gobierno, sino todo lo contrario: es el político canario mejor valorado, con un 5,2 de media en una escala de 0 a 10; el 47,7% de los canarios se mostraban satisfechos con la acción del Gobierno de Canarias; y el 36% consideraban que lo estaba haciendo “bien” o “muy bien”. Recuerden, datos de marzo de 2021.

Por último, la mayor amenaza para Torres radicaría en que sus competidores estuvieran en una posición predominante para mayo de 2023, escenario electoral normalizado. En estos momentos carecemos de encuestas públicas que nos ayuden a tener datos fiables de cómo están, principalmente, CC y PP, partidos que podrían sumar una mayoría alternativa al pacto de las flores. En todo caso, en marzo de 2021 el Sociobarómetro de Canarias predecía una caída de 5 puntos porcentuales para CC respecto a los resultados de 2019; y una leve mejoría de 2 puntos para el PP. De seguir esta tendencia demoscópica, sería imposible que CC y PP sumaran solas, siendo fundamental incorporar apoyo alternativo. De la misma forma, nadie asegura que los canaristas lleguen cohesionados al 23, y que el PP siga capitalizando la luna de miel ayusista. Estos factores pueden ser valorativos para que el presidente agote la legislatura. A más tiempo, mayor desgaste de sus oponentes.

La lógica de bloques ideológicos en la que estamos instaurados invita a no dejar pasar una cuestión: la situación de los socios preferentes en un escenario de adelanto electoral. El presidente ha reiterado que reeditaría el pacto actual porque considera que es el mejor gobierno para hacer frente a los retos presentes y futuros. Si las elecciones autonómicas se llevasen a cabo separadas de las locales, lo cierto es que NC estaría en una posición de desventaja mayúscula al imposibilitarle una movilización local a través de sus alcaldes. Por su parte, a Podemos los cogería en un momento de reestructuración a camino entre seguir con su marca o adentrarse en la plataforma de la vicepresidenta Yolanda Díaz, a día de hoy sin concreción alguna.

Así las cosas, queda patente que el escenario de adelanto electoral lleva al presidente Torres a una suma 0. Adelantarlas no mejoraría su ventaja actual, pero sí generaría incertidumbre. De tal manera que no veo incentivos suficientes para adelantar las elecciones. Otra cuestión diferente es si Pedro Sánchez pueda o no hacer coincidir las generales con las autonómicas y locales en un súperdomingo electoral. En ese escenario, y viendo los vaivenes de la política estatal, a lo más que puede pretender Torres es a “virgencita que me quede como estaba”.

* Ayoze Corujo Hernández, politólogo, analista político y miembro de Canarismo y Democracia.