Colas de día, colas de noche
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Las colas se acumulan por las mañanas en los centros de vacunación, y por las noches en las terrazas de los bares. Nada  extraño, si no fuera por el temor que impone la pandemia. Por él madrugan los obreros, sometidos entre la espada del contagio y la pared siniestra del paro. Exponen al sol la obediencia de los humildes. Pero los jóvenes de este siglo son inconscientes, apresurados, cautivos del cuerpo y los brevajes. Almas inútiles en la batalla, este juego de incertidumbres aumenta la vanidad, provoca espejismos terribles. La idiotez perpetúa la ignorancia. No es inocencia, es inconsciencia que esquiva cualquier precaución. Esas facturas la historia las cobra, porque después de los carteles de peligro siempre están las curvas del camino. En la Vida de Apolonio de TianaLucio Flavio Filóstrato anotó: “Los dioses saben el futuro, los hombres el presente, y los sabios lo que se avecina”. Cavafis apostilló, con varios siglos a cuestas: “Mientras en la calle, el vulgo nada oye”.

Temerosa y temeraria, es la población indefensa. Imágenes de tiempos crudos. Dan bandazos los gobiernos, atrapados en sus vicios de pregoneros. Tiemblan cuando fallan los oráculos, se esconden en lugar de arriesgar las decisiones. Antes de las elecciones madrileñas se urdían planes de anticipo, antajos para limar debilidades parlamentarias. Pero los resultados desnudan a los incautos. El poder nunca entiende la derrota. Las intrigas en los palacios son más ruidosas que los ecos de la calle. Y por eso quienes querían acelerar las urnas ahora tuercen el paso, se resignan a prolongar los pasillos. Se disfrazan con plazos largos, pero no cambian de estrategia. El aumento de las vacunas no esconderá los sacrificios que se avecinan, sólo aumentarán las distracciones.Los grandes directivos alardean con desparpajo. De nada sirve el voto en falso del Gobierno contra los sueldos millonarios. No hay plan de equilibrio más allá de la limosna. Despiden en masa y defraudan. El gran proyecto sostenible es aumentar la cuota de beneficio. Por qué debe resguardarse la tropa si la ostentación de los millonarios es así de obscena. Nada nuevo; el contrato social se quiebra si aumenta el precio que pagan los ciudadanos. Sin cuentas claras, las ayudas parecen deudas. Ninguna pandemia justifica tanta pornografía.

Publicado en el blog Lunes en África de Gonzalo H. Martel: https://lunesenafrica.blogspot.com/2021/05/colas-de-dia-colas-de-noche.html?m=1